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“Somos una alternativa necesaria”

El presidente de la Cooperativa Catalinas, asociada a FACC, Santiago Minlos, y el tesorero Daniel Camaño, explicaron la función de la entidad que asiste crediticiamente a pymes y que les permite mantener su funcionamiento productivo. Destacaron la fortaleza de estar federados.
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“Tratamos siempre de ser la mejor alternativa, a los bancos le interesa más el consumo que financiar una pyme y nosotros damos facilidades que hoy este tipo de empresas quizá no encuentra en otro lado”, aseguró el tesorero de Catalinas, Daniel Camaño.

“Nosotros permitimos a las empresas contar con la liquidez de una venta a 90 o 60 días, le anticipamos la cobranza y le depositamos los fondos en sus cuentas para que puedan continuar trabajando sin tener que esperar esos plazos”, precisó.

Esta cooperativa de crédito asociada a la federación tiene como finalidad asistir crediticiamente a pymes para la financiación del capital de trabajo, específicamente la de caja, a través del descuento de valores de terceros, cheques diferidos, cesiones de facturas y cesiones globales de cobranzas.

Surgió en el 2003, en un contexto nacional difícil, ya que el país intentaba recuperarse de la crisis del 2001, prácticamente no existía el crédito accesible y muchas entidades bancarias habían quedado al margen de las necesidades de la gente. En este caso, un grupo de profesionales, empresarios y comerciantes con experiencia laboral en el rubro bancario decidió reunirse para formar una cooperativa.

“Entendimos que era la mejor alternativa para poder atender a las empresas más necesitadas, aunque luego y dada la dinámica se fueron incorporando como asociados también algunas empresas grandes. Empezamos a descontar valores a partir de las carteras de asociados y así retomar de a poco el crédito para muchas pymes, que estaba totalmente cortado en ese momento”, señaló Minlos.

La iniciativa, con un mínimo aporte inicial, lentamente fue creciendo y comenzó a fortalecerse debido a la capitalización de los excedentes. Durante los primeros nueve años, de hecho, antes que distribuirlos decidieron en las asambleas que era oportuno lograr un mayor crecimiento patrimonial y así generar más recursos para continuar asistiendo a más empresas asociadas.

En la actualidad la cooperativa cuenta con un padrón que supera los 200 asociados activos en la región metropolitana de Buenos Aires. La gran mayoría recurre por recomendación de otro asociado.

“Siempre se asocian previa visita nuestra in situ y luego de realizar un análisis pertinente del futuro asociado. No trabajamos con cualquiera en el mercado, sino que operamos para los asociados luego de generar un vínculo específico con cada uno”, explicó el presidente de la entidad.

Actualmente la cooperativa tiene una cartera de 45 millones de pesos a asociados y nuclea a empresas de rubros variados, como transporte, producción, comercialización, textil, publicidad, metalúrgico y servicios. Como definición, han establecido la política de no trabajar con empresas que no operan con clientes habituales. Eso les permite cubrir mejor los controles sobre prevención de lavado de activos.

“Somos bastante puntillosos a la hora de asociar”, reconoció Camaño, en una expresión que ratifica la seriedad que buscan darle a la gestión del crédito cooperativo y que se diferencia de forma tajante de aquellas instituciones que practican la usura bajo el ropaje solidario.

Es en ese mismo sentido que las autoridades de Catalinas aclararon que siguen a rajatabla las nuevas disposiciones de la Unidad de Información Financiera (UIF) y del Instituto de Asociativismo y Economía Social (Inaes).

“Costó mucho, hicimos muchos esfuerzo, pero fue cuestión de tiempo. Se pudo lograr porque estamos asesorados, participamos de capacitaciones y charlas en la federación y le damos mucha prioridad a la prevención del lavado como lo propone la UIF ya que somos sujetos obligados y tomamos todos los recaudos necesarios a tal fin”, explicó el tesorero.

Para este tipo de instituciones es vital mantener ese compromiso y demostrarlo en la forma cotidiana de operar con los asociados y, por otro lado, en las presentaciones ante los bancos.

Respecto de estas últimas entidades, subrayan que con las nuevas normativas las cooperativas “casi quedaron igualadas” en cuanto a condiciones y procedimientos, a pesar de que los bancos ya tenían más de 15 años de experiencia con el tema del lavado de dinero.

La normativa en materia de lavado de dinero que incorporó a las cooperativas como sujetos obligados a informar ante la UIF no les permitió adecuarse a la normativa de manera gradual, como si lo pudieron hacer las entidades bancarias, sino que por el contrario debieron adecuar sus sistemas y estructuras rápidamente. Algunas cooperativas lograron capacitarse y aprovechar los servicios que otorga la federación para resolver esas dificultades.

“Hoy estamos cumpliendo con todas las normas entendiendo de auditorías, de normas, de controles, de reportes de operaciones sospechosas y pedido de informes a los asociados, por ejemplo”.

Respecto de la resolución 7207, Camaño entiende que “va a depurar el mercado y quedarán las cooperativas que realmente asistan a sus asociados, sin usura, y tengan seguramente créditos en los bancos como lo tenemos nosotros, porque hemos cumplido todos los requisitos”.

Entendiendo que entre sus servicios destacan préstamos a sus asociados a través del descuento de cheques o de facturas cedidas ante escribano público, tratando de sostener el capital de trabajo a corto plazo, no existen beneficios en materia impositiva para las cooperativas aunque es común la creencia sobre ciertas ventajas en este sentido.

“La cooperativa siempre ha tributado con el impuesto a los débitos y créditos bancarios. La única ventaja es que somos ágiles, expeditivos y tratamos de ser la mejor opción cuando el asociado tiene sus límites de crédito utilizados en los bancos”, sintetizó Minlos.

Las cooperativas de crédito con un gran número de asociados, cuya demanda de crédito supera el patrimonio neto de la entidad, deben tener la fortaleza de generar un importante fondeo bancario; esto es, tener líneas de créditos en bancos para poder re- descontar allí los cheques oportunamente cedidos por sus asociados, y de esta manera hacerse de los fondos para poder asistirlos.

“La otra alternativa es la de una capitalización periódica de nuestros asociados, de quienes tenemos el apoyo permanente.” Por ello las entidades como Catalinas son fundamentales porque incentivan la producción de las pymes, entendiendo su capacidad crediticia y su rol alternativo o complementario, según se mire, frente a las entidades bancarias tradicionales.

Una diferencia insoslayable es que la cooperativa se interioriza en la vida de sus asociados, comparte sus metas y necesidades y lo asiste para que sus proyectos productivos sigan creciendo.

“El vehículo más idóneo”

Catalinas se asoció a la Federación Argentina de Cooperativas de Crédito en marzo de 2013, cuando emergían sobre el horizonte de este tipo de entidades las nuevas resoluciones de la UIF y del Inaes.

“Vimos que había un marco regulatorio bastante rígido que nos parecía bien pero necesitábamos rápidamente juntar información y poder interactuar con colegas que estaban en la misma situación que nosotros”, sostuvo Minlos.

“El vehículo que nos pareció más idóneo fue asociarnos a la federación para llevar las inquietudes o las situaciones que nos parecía que quizá no iban a funcionar o no nos parecían acordes. Lo hicimos a través de una institución que nuclea a la mayoría de las cooperativas como nosotros.”

Rentabilidad afectada

Febrero es habitualmente el mes de menos actividad. Este año, se vio agravado por el sacudón económico que sufrió a fines de enero la economía nacional, sobre todo impactando en las firmas medianas y pequeñas. A partir de entonces se hizo más difícil que los bancos aceptaran cheques a 120 días, por ejemplo.

En Catalinas explicaron que “la tasa está muy elevada y a estos niveles descontar un cheque tan largo puede afectar en la rentabilidad de las empresas”.

No obstante auguraron que la situación se estabilice y permita seguir volcando recursos a favor de la producción que, en el caso de esta cooperativa, está principalmente vinculada con empresas orientadas al mercado interno y al mantenimiento de las fuentes de trabajo.

Una pyme de pie gracias al crédito cooperativo

ISE es una empresa de seguridad privada que cuenta con más de 30 años en el rubro, con más de 50 vehículos destinados al servicio de custodia. Si bien tiene más de 25 años, en 2006 halló un instrumento que le permitió sortear las dificultades que venía teniendo para mantener la liquidez a través del descuento de cheques y así solventar su principal costo: los salarios de sus 350 empleados representan cerca del 80 por ciento del presupuesto mensual.

La gerenta de Administración y Finanzas, Alejandra Iesulauro, contó que fue precisamente hace ocho años cuando esta firma se asoció a la Cooperativa Catalinas, para superar los obstáculos que encontraban muchas veces en las entidades financieras tradicionales. Barrios privados, empresas industriales y de servicios, entre otras, son a las que ISE brinda servicios.

“Nosotros somos una empresa de seguridad, y el 80% de nuestro costo es mano de obra, por eso dentro de los primeros 5 días del mes necesitamos los fondos para pagar los sueldos. Se nos hace dificultoso cubrir los gastos con los tiempos de las cobranzas de los cheques de nuestros clientes, que por lo general son a 90 ó 120 días”, explicó.

En la cooperativa no sólo halló un instrumento financiero para ese engranaje que se vuelve vital cada inicio de mes, sino “un ambiente familiar donde están siempre atentos a tus necesidades, te dan un trato personal y no sos un número más, como puede pasar en otros lados”.