Evolución a través de los años
Esta Federación cuenta con riquísimos antecedentes históricos ya que se conformó como nave insignia del agrupamiento de cientos de Cajas de Crédito y Bancos Cooperativos que fueran apoyo financiero fundamental de gran cantidad de empresas, comerciantes, artesanos, etc. cuyo universo resultó por décadas responsable de una parte muy significativa de la creación de riqueza y empleo de la Nación, muchas de las cuales abandonaron la categoría de PyMES con el correr de los años sin olvidar el rol del crédito cooperativo que apoyó y motorizó su consolidación y desarrollo.
Como consecuencia del exceso regulatorio a que fue sometido el sector a finales de la década del ’80 y del ’90, originado en la intención manifiesta, y de dudosos resultados finales, de promover la concentración del Sistema Financiero, las entidades que conformaron el sector se vieron sometidas a exigencias de todo tenor superiores a sus capacidades. A pesar de lo preanunciado y previsible de sus consecuencias, con el correr del tiempo y ante la pasividad estatal, dichas exigencias alteraron profundamente la ecuación económica natural de funcionamiento, afectando su capacidad operativa y finalmente y a través de distintos caminos, concluyeron en la mayoría de los casos con la desaparición de las entidades originales o de los Bancos creados de la unión de Cajas de Crédito de distintos orígenes y características y que resultaron a la postre una suerte de desaparición organizada.
Como bien es sabido, la desaparición de estas entidades trajo aparejada la reducción de una parte substancial del crédito a las Pymes, ya que una cantidad significativa de bancos que hoy redescubren a estas empresas, que hoy son asociadas a cooperativas, por décadas han actuado dándole la espalda al sistema productivo nacional asumiendo políticas de aplicación de fondos orientadas a apoyar o bien al Estado a través de la suscripción de endeudamiento público con el dinero de los depositantes, o bien a empresas internacionales o directamente al consumidor final.
Paralelamente se inicia un ciclo de formación de nuevas cooperativas de crédito, que no toman ahorro público, las cuales desarrollando una actividad sencilla comienzan a solucionan en forma ágil y eficiente las necesidades de amplios sectores sociales , rememorando con su actividad a aquellas Cooperativas de Crédito que nacieron a principios del siglo pasado y fueron el genuino exponente de la democratización del crédito en nuestro país.
La razón del continuo renacer del sector se basa en que el sistema cooperativo viabiliza una alternativa crediticia confiable tanto para la entidad en su relación con el asociado como de éstos últimos con la cooperativa de la cual son miembro como proveedor de servicios estable y confiable y no sujeto a los vaivenes económicos de las decisiones de corto plazo, servicio este que la banca tradicional no esta en condicione o no tiene interés en suministrar. La confianza crediticia con los asociados nace del análisis de la información disponible del mismo, incluyendo el contacto habitual, la estabilidad de los funcionarios a cargo, y el conocimiento cercano basado en las relaciones sectoriales, gremiales o vecinales.
Por otro lado, la confianza del asociado en cada cooperativa se origina en la capacidad de estas entidades de adaptar sus servicios a las particularidades de cada asociado, a la velocidad de respuesta que se procura brindar y a la estabilidad del servicio. En un ejemplo de dicha confiabilidad de doble vía, nuestras entidades continuaron brindando asistencia aún en los peores momentos de la crisis del año 2002 en que la capacidad de asistencia de los bancos se encontraba bloqueada o desviada en su atención.
Con el apoyo de nuestra Federación las cooperativas que la conforman, con la fuerza creadora proveniente de agrupar las iniciativas individuales de los asociados como máximos responsables de sus propias necesidades, ante los cíclicos déficit de atención de la actividad financiera bancaria, han logrado recuperar nuevamente el camino del crecimiento del Cooperativismo de Crédito que nunca debió haberse abandonado.